El País divulga especial sobre era Lula

Reparem no gráfico sobre educação. Pena que o governo seja tão suicida em matéria de comunicação. Temos que ver esses gráficos em um jornal espanhol…

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El Brasil de Lula

por Juan Arias, no El País (em espanhol)

El tornero sindicalista Luiz Inácio Lula da Silva, sin diploma escolar, llegó a la presidencia de la República tras haber perdido tres elecciones. Para él, la vencida fue su cuarta prueba. Nunca le faltaron tesón y paciencia.

Llegó creando miedo, sobretodo en el mundo financiero y económico. Sustituía a la guía de un país-continente al sociólogo e intelectual Fernando Enrique Cardoso, que lo había derrotado por dos veces ya en la primera vuelta.

Y fue justamente Cardoso quién intuyó antes que la mayoría que la llegada de Lula al poder podría ser positiva. Me lo confió en el Palacio del Planalto, en un encuentro sin testigos presentes, con estas palabras: “Creo que es importante que un obrero llegue a la presidencia y, con él, el mundo del trabajo”. Y añadió: “Si ganase y necesitase de mí, estaré dispuesto a ayudarle”.

Lula ganó y Cardoso le pasó el fajín de mando, con visible satisfacción, elegancia y hasta con cierta emoción. Desde entonces, Brasil ya no fue el mismo. La sorpresa fue la agudeza del metalúrgico sin estudios que entendió la desconfianza del mercado, la empresa y la banca y escogió como vicepresidente al empresario textil y millonario José Alentar, al mismo tiempo que tranquilizó al centro y a la derecha con su famosa “Carta al pueblo de Brasil”. En ella se comprometió a realizar una política económica ortodoxa, junto con un fuerte empeño social, con lo que arrancó de la miseria a más de 40 millones, al mismo tiempo que consiguió hacer crecer el empleo y domar la inflación.

Lula podrá ser criticado por muchas cosas y hoy sufre en su carne la crisis de su partido, el PT, que tras casi 14 años en el poder vive la crisis de confianza que golpea a todos los gobiernos que acaban perpetuándose.

Ha reconocido, por ejemplo, que el PT necesita “refundarse” y volver a sus ideales de ética, cuando “en él se trabajaba gratis, por ideal y no para enriquecerse”.

Lo que la Historia no dejará de reconocer a Lula es que fue el primero que hizo que la gran masa de pobres, anónima, sin ciudadanía, siempre en la sombra, levantara la cabeza para decir “existo”. Lo hizo sin ideologías, de la forma más pragmática: dejando que todos los pobres pudieran abrir una cuenta corriente, tener una tarjeta de crédito, acudir al crédito fácil, ver aumentado su salario y conseguir un trabajo fijo y seguro. De ese modo, los hasta entonces sin nombre y hasta sin documento de identidad pasaron a ser ciudadanos de verdad.

Lula se había recortado la barba de sindicalista “ogro” que daba miedo al capital. Se puso la corbata, se vistió a la moda, se hizo amigo de empresarios y banqueros y hasta fue elogiado por  Presidente del FMI de entonces. Y los pobres le perdonaron todo.

Hoy Brasil vuelve a estar sufriendo una dura recesión económica. Hay quién pide la vuelta del mítico Lula. Otros piensan que los milagros no se repiten, y que es mejor que abra caminos para que otros puedan sacar al país de la crisis como supo hacerlo él, mezclando sagacidad política y pragmatismo.

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